La Ciencia Abierta es una oportunidad excepcional para que las bibliotecas universitarias recuperen una posición de prestigio dentro de las comunidades académicas.
Solo el tremendo apoyo que han dado la mayoría de estas instituciones a su comunidad investigadora en la pasada convocatoria de sexenios de investigación en la que ANECA ha comenzado a introducir el cumplimiento de principios de la Ciencia Abierta entre los requisitos y los méritos, sería suficiente justificación de esta afirmación, pero vamos a justificarla un poco. Veamos algunas de las razones que sustentan esta afirmación:
1. Relevancia renovada: La Ciencia Abierta, con su énfasis en el acceso abierto a la información y la transparencia en los procesos de investigación, coloca a las bibliotecas en el centro del ecosistema científico. Las bibliotecas pasan a ser actores clave para la gestión, difusión y preservación de datos, publicaciones y otros recursos científicos: Esto les ha de permtir recuperar un rol protagónico en la producción y el intercambio de conocimiento.
2. Nuevos servicios y habilidades: La Ciencia Abierta demanda innovar parte de los servicios que ofrecen estas bibliotecas. Estas deben estar situadas a la vanguardia en la gestión de datos de investigación, la creación de repositorios digitales, la formación en ciencia abierta y el asesoramiento a investigadores en temas como la publicación en acceso abierto y la gestión de las licencias y los derechos de autor. Al ofrecer estos servicios especializados, las bibliotecas se volverán a convertir en socios indispensables para la comunidad científica.
3. Mayor visibilidad e impacto: La participación activa en la Ciencia Abierta permite a las bibliotecas aumentar su visibilidad e impacto dentro de la universidad y la sociedad en general. Al facilitar el acceso al conocimiento científico y promover la transparencia en la investigación, las bibliotecas contribuyen a democratizar la ciencia y a mejorar la calidad de la investigación. Pero para esto se debe permanecer activo todo el año, no solo cuando llega la convocatoria de sexenios.
4. Colaboración y liderazgo: La Ciencia Abierta abre nuevas oportunidades para la colaboración entre las bibliotecas, los investigadores y otras instituciones. Las bibliotecas pueden liderar iniciativas en este campo a nivel institucional, regional e internacional, fortaleciendo su posición como agentes de cambio y promoviendo la innovación en el ámbito cientifico. Las bibliotecas pueden liderar la implementación de políticas de acceso abierto en todas sus instituciones, por ejemplo. Dentro de este punto podemos incluir el desarrollo del sistema de indentificación ORCID, liderado por las universidades de Oxford y Cambridge (obviamente hacen mucho más que competir en una regata) y que asigna identificadores únicos a los investigadores, facilitando la atribución y la interoperabilidad de la investigación a nivel mundial.
En resumen, la Ciencia Abierta es una oportunidad única para que las bibliotecas universitarias recuperen un rol protagónico en el ecosistema científico. Al adaptarse a las nuevas necesidades de la investigación y ofrecer servicios especializados, las bibliotecas pueden aumentar su visibilidad, impacto y relevancia dentro de las comunidades académicas. Este nuevo paradigma es una aliada estratégica para que las bibliotecas universitarias consoliden su papel como centros de conocimiento y motores de innovación en el ámbito científico. Y para que sean más valoradas por sus comunidades investigadoras.