abril 2023

Ciencia abierta / Ciencia ciudadana

La Ciencia Abierta y la Ciencia Ciudadana son dos conceptos relacionados que han ganado popularidad en los últimos años. Ambos movimientos pretenden democratizar la investigación científica y hacerla más accesible, transparente y colaborativa. Sin embargo, difieren en su enfoque y alcance.

ciencia abierta - ciencia ciudadana - trabajando juntas

Ciencia Abierta (‘Open Science‘) es un movimiento que pretende que la investigación científica sea más transparente, accesible y reproducible. De este movimiento ya hemos hablado bastante en este blog y ya sabemos que se apoya en los principios de datos abiertos y acceso abierto a la información: poner los datos de la investigación a disposición del público para que cualquiera pueda acceder a ellos y reutilizarlos junto con el acceso abierto a las publicaciones de forma gratuita. También es importante la metodología abierta que hace hincapié en hacer transparente el proceso de investigación, lo que incluye proporcionar descripciones detalladas de los métodos y protocolos de investigación (los planes de gestión de datos tienen aquí su papel).

Ya sabemos que uno de los principales beneficios de la Ciencia Abierta es el aumento de la colaboración y la innovación. Al hacer públicos los datos y los resultados de la investigación, los investigadores pueden trabajar juntos más allá de las disciplinas y fronteras geográficas para hacer avanzar el conocimiento científico. La Ciencia Abierta también hace que aumente el impacto y la relevancia de la investigación porque el público objetivo es más amplio, En general. ayuda a garantizar la calidad y reproducibilidad de los hallazgos científicos haciendo más transparentes los métodos y datos de investigación.

A su lado, quizá como hermana pequeña para los que formamos parte de la comunidad científica, está la Ciencia Ciudadana. Este movimiento implica la participación de «no científicos» en investigaciones. Se basa en la idea de que cualquiera puede contribuir al avance científico, independientemente de su educación o formación. Los proyectos de Ciencia Ciudadana pueden abarcar desde tareas sencillas, como la recogida de datos sobre avistamientos de fauna o pautas meteorológicas, hasta actividades más complejas, como el análisis de datos científicos o el diseño de experimentos. En España, uno de sus mayores promotores es Joan Subirats, el ministro de Universidades, para quien «los ciudadanos actúan voluntariamente como «sensores» a través de la colaboración científica con herramientas al alcance de todos, recogiendo datos a través del teléfono móvil u otro tipo de dispositivos«.

ilustraciones de Charles Darwin
Ilustraciones de Charles Darwin, posiblemente el naturalista más famoso

Para ser un movimiento actual, resulta curioso que los orígenes de la Ciencia Abierta se remonten al siglo XIX, cuando naturalistas aficionados y observadores de aves empezaron a recopilar datos sobre las poblaciones de animales salvajes y las pautas migratorias. El movimiento moderno surge gracias al desarrollo de las tecnologías digitales y los medios sociales que han facilitado enormemente la participación de las en proyectos de investigación científica. Uno de sus principales beneficios es el aumento del compromiso público con la ciencia. Al implicar a «no científicos» en proyectos de investigación, la Ciencia Ciudadana ayuda a aumentar la comprensión pública de los conceptos y métodos científicos. También sirve para abordar cuestiones científicas que no pueden responderse con los métodos de investigación tradicionales, como el seguimiento de los cambios en el medio ambiente durante largos periodos de tiempo o el estudio del comportamiento de los animales en sus hábitats naturales.

Ciencia Abierta y Ciencia Ciudadana comparten el objetivo común de hacer la investigación científica más democrática y accesible, pero difieren en su enfoque y alcance. La primera hace hincapié en la transparencia, la colaboración y el acceso abierto a los datos y resultados de la investigación, mientras que la segunda implica la participación de no científicos en proyectos de investigación científica. Eso s`´i, coinciden en tener el potencial de transformar la forma en que se lleva a cabo la investigación y de mejorar la calidad y su impacto en la sociedad.

HMS Beagle, el barco donde navegó Charles Darwin

Hay muchos ejemplos de proyectos de Ciencia Ciudadana que han conseguido implicar a muchas personas en la investigación científica. Ahi está, como si de tripulantes del buque Beagle se tratara, el proyecto eBird del Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell que invita a los observadores de aves a compartir sus anotaciones online, creando así una gran base de datos de avistamientos de aves que los científicos pueden utilizar para estudiar las poblaciones y sus patrones de migración (muy volátiles en los últimos años a causa del calentamiento global).

portada web del proyecto ebird
Web del proyecto ebird.org

Otro ejemplo es la plataforma Zooniverse, que permite participar en una gran variedad de proyectos de investigación, desde la identificación de galaxias en imágenes de telescopio hasta la transcripción de documentos históricos.

La Ciencia Ciudadana también ha desempeñado un papel importante a la hora de abordar retos globales como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Por ejemplo, la plataforma iNaturalist. Lo que sí está claro es que la pasión por el naturalismo no decae.

Qué es un ‘retracted paper’

Hace unos pocos años, durante el primer aniversario de mi mandato como vicerrector de Comunicación de la UMU, una revista científica «detractó» una veintena cantidad de artículos a un exprofesor de mi universidad, ahora (afortunadamente) «catedrático» en una «universidad» privada cercana. Recuerdo una mañana respondiendo preguntas de algunos medios de comunicación locales, a media mañana nacionales, que demostraron un interés por la noticia inusitado y, al mismo tiempo, fiel reflejo de lo que la universidad representa para la sociedad, el sitio donde se forma a las personas encargadas de las profesiones, las artes, las ciencias, donde se investiga y se conserva la cultura, y se forman los nuevos maestros y maestras (esto no es mío, es de Ortega y Gasset en su discurso «Misión de la Universidad«).

artículo científico detractado

Cuando un artículo científico (o un conjunto de artículos) se retracta, significa que se ha puesto en duda su integridad (su calidad científica) y que se han retirado formalmente de la publicación. La retractación es un mecanismo utilizado para corregir el registro científico cuando hay problemas graves con la investigación, como errores, mala conducta o datos fraudulentos.

Se trata pues, de una medida seria que sólo debe tomarse tras una deliberación exhaustiva por parte del editor, los redactores y, a veces, el autor o los autores. Los motivos de la retractación suelen exponerse en un aviso que se publica en la propia revista afectada y en las bases de datos en las que ese artículo o artículos hayan sido indexados. La mala praxis de los autores suele ser la causa de estas detractaciones la mayor parte de las veces.

Los artículos retirados se eliminan del sitio web de la revista. También se pueden dejar y añadirles (como en la imagen anterior) una marca de agua u otra indicación de que han sido retirados. Esto ayuda a evitar que otros investigadores presten atención en el futuro en una investigación defectuosa o fraudulenta, lo que podría tener consecuencias negativas para el progreso científico. Los editores de las revistas científicas no pueden poner en juego el prestigio de sus publicaciones, el principal medio de comunicación científica desde los tiempos del ‘Journal des Scavants‘ o la ‘Philosophical Transactions‘, por lo que se toman muy en serio los casos denunciados.

Journal de Scavants - portada

Los científicos solemos trabajar en instituciones públicas, que pagan nuestros salarios y sufragan los gastos de las infraestructuras, equipos y proyectos de investigación. Sabemos que el dinero público tiene nos límites y que no hay para todos. Un año se puede poner en marcha un laboratorio en biotecnología de último nivel, es posible que no haya dinero para explorar una cueva donde creemos que hace treinta mil años vivieron los neandertales. Por ello, quienes reciben esos fondos deben devolver a la sociedad, con su trabajo honrado y, si es posible, con creces, esa inversión llevada a cabo por los ciudadanos y ciudadanas.

La transparencia en la actividad investigadora es totalmente necesaria y, por eso, los resultados de la investigación deben estar accesibles en abierto para el resto de la comunidad científica. En realidad no solo los resultados, los conjuntos de datos deben estar depositados en repositorios de libre acceso también.

Por ello, casos como el denunciado en la Universidad de Córdoba hace unos días, donde un «investigador» ha sido sancionado con suspensión por 13 años de empleo y sueldo por mala praxis abusiva y repetitiva en sus investigaciones (ha llegado a publicar artículos cada 37 horas en el campo de la Química Verde), son verdaderos lunares que obligan a plantearnos diversas cuestiones:

La primera: el sistema de promoción de la carrera docente e investigadora valora mucho más la investigación que la docencia. Eso es algo congénito en España (en Portugal también me cuentan mis amigos de la Universidade do Minho). España no es una potencia del i+d+i mundial, pero somos casi imbatibles en artículos publicados en revistas científicas internacionales, últimamente con los gastos de publicación sufragados total o casi totalmente con fondos públicos. ¿No parece incongruente?

En segundo lugar, incluso pudiendo asumir lo anterior (como lo de «pulpo animal de compañía» del anuncio), ¿de verdad existe tanta revista científica de calidad para que esto se lleve a cabo? Está claro que revistas existen, pero que buena parte de ellas (muchas de reciente aparición y rapidísimo crecimiento en los índices de impacto) han rebajado sus niveles de exigencia y calidad editorial también es cierto. Y encima, asistimos «cuasi» impávidos a la reciente aparición de muchas publicaciones que parecen haberse creado específicamente para acoger estos articulos «masivos» y cobrar APCs (gracias al Plan-S), sin apenas llevar a cabo procesos de revisión medianamente serios.

Llegados a este escenario, enfrente de un enemigo superior en número y armamento (el dinero), ¿podemos hacer algo? Lo cierto es que acabar con este negocio apoyado por fondos capital-riesgo se aventura complicado, pero no debemos quedarnos impasibles. En esta «batalla», la transparencia de los procesos editoriales se antoja como decisiva, sin olvidar que esa transparencia es un aspecto fundamental de la Ciencia Abierta porque fomenta la responsabilidad, la reproducibilidad y la fiabilidad de la investigación. Al compartir los datos, métodos y resultados de la investigación, los científicos aumentamos la calidad y el impacto de nuestras investigaciones, facilitaremos la colaboración y la innovación, permitiendo también que se verifiquen nuestros resultados y conclusiones.

La transparencia es esencial para alcanzar estos objetivos, garantizando que la investigación se lleve a cabo de forma ética y rigurosa, y que los resultados sean fiables y reproducibles. La información transparente sobre los métodos y resultados de una investigación permite a otros investigadores reproducir el estudio y validar sus conclusiones. Del mismo modo, el acceso abierto a los conjuntos de datos de la investigación permite volver a analizar los datos y probar hipótesis alternativas, lo que puede conducir a nuevos conocimientos y descubrimientos. Ademas, está claro que la transparencia ayuda a prevenir prácticas científicas indebidas, como el plagio y la falsificación de datos, porque permite detectar y denunciar estos problemas. Otro motivo más para evolucionar hacia la CIencia Abierta.

También hay casos donde la apertura de resultados y conjuntos de datos permite a la comunidad científica corregir errores presentes en las investigaciones. Casi todos recordaremos el tremendo error del «Experimento Opera» que afirmaba que los neutrinos podían llegar a velocidades más allá de la de la luz («superlumínica» es la palabra). La publicación de la investigación en abierto, en el repositorio Arxiv creo recordar, permitió rebatir la misma y el CERN, que participaba en el experimento original detectó fallos en el instrumental con el que se había llevado a cabo el experimento. Los autores de la investigación no cometieron mala praxis, solo se equivocaron, y eso se corrigió.

En resumen, la transparencia es un aspecto fundamental de la Ciencia Abierta que fomenta la credibilidad, fiabilidad y utilidad de la investigación científica. Al adoptar prácticas transparentes, los científicos pueden aumentar la calidad y el impacto de sus investigaciones, promover la colaboración y la innovación y contribuir al avance del conocimiento.

Principios FAIR: qué son y por qué son importantes

La nueva ley orgánica de universidades española (LOSU), dentro del artículo 12 dedicado al fomento de la Ciencia Abierta y Ciencia Ciudadana menciona los principios FAIR (acrónimo de ‘Findability, Accessibility, Interoperability, and Reusability‘)

qué son los principios FAIR de la Ciencia Abierta

Estos principios resultan esenciales en un mundo en el que la cantidad de datos científicos se duplica cada pocos años. Con tanto conjunto de datos disponibles, es cada vez más necesario encontrar maneras de hacer que sean útiles y accesibles para los investigadores de todo el mundo. Los principios FAIR proporcionan una guía para hacer precisamente eso. La idea la presentaron Wilkinson et al. en el artículo ‘The FAIR Guiding Principles for scientific data management and stewardship‘ publicado en la revista Scientific Data del grupo Nature

  • El primer principio, «encontrable«, significa que los datos científicos han de publicarse de manera que sean fácilmente identificables y localizables por cualquier persona que esté buscando información. Esto se logra mediante la asignación de identificadores únicos y permanentes a los datos, la utilización de metadatos descriptivos y la inclusión de información sobre el contexto en el que se recopilaron los datos.
  • El segundo principio, «accesible«, se refiere a la necesidad de hacer que el acceso a esos conjuntos de datos sea fácil para cualquier persona, en cualquier momento y lugar. Para ello, es muy importante eliminar todo tipo de barreras técnicas, legales y financieras que puedan impedir el acceso a los datos. Todo ello sin olvidar que estos conjuntos de datos deben ser accesibles en un formato legible para las personas y las máquinas.
  • El tercer principio, «interoperable«, se refiere a la necesidad de que los datos sean compatibles con los sistemas y herramientas utilizados por los investigadores. Esto será posible mediante el uso de de estándares y formatos comunes, que permiten que los datos sean intercambiados y combinados fácilmente.
  • El cuarto principio, y no por ello menos importante, «reutilizable» significa que los datos deben ser capaces de ser reutilizados por cualquier persona con cualquier propósito, siempre y cuando se respeten los derechos de autor y otros aspectos legales. Para ello, los datos deben ser claros y comprensibles, y deben estar disponibles en un formato que sea fácil de utilizar y manipular.

En definitiva, los principios FAIR permiten que los datos científicos sean más útiles y eficaces, lo que a su vez puede acelerar el avance de la investigación y ayudar a abordar problemas globales urgentes. Su uso masivo va a ayudar, sin duda alguna, a mejorar la calidad y la eficiencia de la investigación, y a fomentar la colaboración y el intercambio de conocimientos en todo el mundo. Esto último es trascendental, depositar para compartir conjuntos de datos es uno de los pilares de la Ciencia Abierta